LO MATARON, SIGUE VIVO (Los cuatro del Vescón de Ludivina

LO MATARON, SIGUE VIVO (Los cuatro del Vescón de Ludivina)

Lo encontraron días después. Su cadáver seguía aferrado a la raíz que mordió tratando de aliviar el dolor de sus heridas mortales. Una bestia ya le había comido una oreja. De la emboscada de las alimañas sanguinarias que cercaban el Vescón de Ludivina, le sacaron las bombas de mano y el instinto de supervivencia. El conocimiento de los montes de su pueblo, la protección de la espesura del bosque y la seguridad de alcanzar el segundo refugio que tenían en ese lugar, le permitieron llegar en ese estado al Regueru del Granxu. Meses más tarde, el adolescente que le localizó falleció enloquecido. A Arsenio González Llaneza, "El Llargu", lo asesinaron el 4 de noviembre de 1938 pero sigue tan vivo en la memoria de los suyos como en los libros del Registro Civil.

IMG_2188-0.JPG

Hoy está sepultado en El Granxu, a pocos metros del lugar donde apareció. Le cobija la sombra de una majestuosa haya; como única indicación un par de rosales silvestres y el cuidado desbroce de su sepultura. Fueron su propio padre, José, y su tío, Cándido, quienes prepararon su ataúd con el "duernu" de la matanza. El mismo padre al que los falangistas de La Cerezal hacían presentarse todas las semanas para masacrarlo a palos con el fin de que delatara a su hijo; el mismo al que obligaban a arrodillarse -medía 2,05 metros- para poder golpearle mejor; el mismo al que vejaron, humillaron, reprimieron y asesinaron a una parte de su familia; el mismo que, con su mujer, María "la Coxa" -de aquella ya le habían cortado una pierna y que al final de su vida perdió las dos- hubo, hubieron, de recoger en su casa a la mayoría de nietos y nietas mientras hijos, hijas, yernos y nueras penaban o debían salir de sus pueblos en busca de sustento por mor de la represión sistemática y genocida del naciente régimen fascista.

IMG_2194-0.JPG

-¡Aquí las fuerzas leales al gobierno Negrín! ¡Viva la República! -fue la respuesta de los cinco fugaos al requerimiento de rendición. Eran cinco, asesinaron a cuatro. A Julio Rozada Calleja, "el Chore", el mayor de todos ellos -rondaba los 45-, le alcanzó una granada cuando intentaba saltar la pared de piedra que cercaba el prado y ponía a su alcance la maleza y la arboleda. Malherido pudo refugiarse en un abrigo, a un par de kilómetros, en la ladera del Picu Mayau Robellá. Su mujer, Ludeva, que trató de sanarlo, sólo pudo, al cabo de una semana, darle sepultura, tras de casa, en El Batán. Trasladado al cementerio parroquial de Santa Bárbara, sus restos se perdieron tras la última reforma. También aquí, un rosal señaló, acusador, durante décadas, la ubicación de la sepultura primitiva, pero se secó tras el fallecimiento de Ignacio, hijo de éste. Ahora va a ser repuesto, si no lo ha sido ya, por uno de sus biznietos, adolescente, sorprendido pero orgulloso de la vida, lucha y sacrificio de los suyos, de sus raíces

IMG_2190-0.JPG

Alfredo Llaneza González, "El Gitano", perdió su vida en la refriega. Sigue enterrado en el mismo Vescón, donde familiares y vecinos le dieron sepultura al lado del cuarto caído, del que hasta hace unas fechas, sólo se sabía de él que era allerano y le apodaban "Barrendero". Alfredo murió sabiendo del fusilamiento de su hermano Delfino, que al mismo tiempo era cuñado de Arsenio, y que sus restos reposaban en la fosa común de Oviedo. Lo que no pudo saber es del asesinato de uno de sus yernos y sus tres hijos: Mario, Ovidio y Andrés. También fugaos, saga de guerrilleros míticos de la postguerra. El último en caer fue Andrés, el 30 de julio de 1952, junto a su "cuñado" Fernando Álvarez Iglesias "el Alcade de les Bareres", en la cuadra de la Vallifeesnu, en el concejo de San Marín del Rey Aurelio, escenario de estas luchas y tragedias, auténtico genocidio ideológico.

Al día siguiente de la noche de la matanza, en el lugar quedaban los restos de la contienda y, esparcidos, los del chocolate y los churros, que dicen, su delatora, les llevó para facilitar la localización del escondite. También se echaba en falta una ternera, con la que las fuerzas y sus cómplices, los falangistas locales, celebraron el éxito y saciaron sus otros apetitos, días más tarde, en el pueblo del Pradón. La práctica del robo de terneros sirvió para nutrir, en el futuro, el prospero negocio de carnicería que el hermano de la felona tuvo en Turón.

IMG_2197-0.JPG

Ni Herminia "la del Palacio", de Serrapio de Aller, ni sus 4 hijos que comparten dolor y desamparo con recuerdos, conocen el lugar en el que reposaban los restos de su marido y padre, más allá de las referencias a su asesinato en un lugar impreciso de los montes de la cuenca del Nalón. José García Álvarez "Barrendero" que había perdido la vida en esta celada, recupera, ahora, su nombre y se despoja de su invisibilidad forzada. Se cree que su esposa nunca lo supo. Está con Alfredo, con quien comparte sepultura desde hace casi setenta y seis años. El 30 de agosto de 2014, por fin, descendientes de Arsenio podrán ver cumplido el mandato moral de dar a conocer a los familiares de José, a una de sus nietas, el lugar dónde está. Setenta y seis años y tres generaciones esperando a entregar este testigo. ¡Por fin, se cumple!

Del quinto sólo se sabe que detenido y encarcelado, sobrevivió. La lucha por la dignidad de los combatientes por la legalidad republicana continúa, mientras no se sepa la verdad y se haga justicia y reparación, está viva. Tan viva, como vivo sigue en el Registro Civil Arsenio "El Llargu”, al que lo mataron y sigue vivo. ¡Viva la República!

Manuel González Orviz
Oviedo, 30 de. Agosto de 2014

Un pensamiento en “LO MATARON, SIGUE VIVO (Los cuatro del Vescón de Ludivina

  1. Cuando estuve en Navia, la tierra de mi abuela republicana, compré un libro que se llama POR QUÉ ESTORBA LA MEMORIA. Leí tu entrada y corrí inmediatamente a buscarlo. Todo me la trae. Ella no pudo volver a su amada Asturias. Porque huyó de la pobreza y la represión, y se murió antes. Por ella, volví yo. Saludos desde Buenos Aires.

    Me gusta

Deja un comentario